Textos bíblicos para profundizar este post:
San Marcos 3, 20-35.
Génesis 3, 9-15.
Salmo 130, 1-8.
2 Corintios 4, 13.
2 Corintios 5, 1.
Hoy en día hay muchas cosas en el mundo, y muchas de ellas no pueden ser ignoradas. Mira las noticias. Mira tu feed de redes sociales. O navega por Internet. Es muy fácil ver lo loco que se ha vuelto el mundo. En medio del torbellino de violencia, abuso e injusticia, honestamente puedo sentirme desesperada, perdida y confundida a veces.
¿Dónde está Dios en todo esto? ¿Todavía hay esperanza?
Me gusta simplificar las cosas cuando me siento abrumada. Me gusta calmarme y encontrar dónde está Dios en todo el caos. En el Evangelio de san Marcos (que comparto al inicio del post), Jesús deja muy claro que Satanás es real. Él no es un invento; él no reside solo en el cine. Claro, los exorcismos son reales, pero las posesiones completas no son de lo que estoy hablando. ¡Mira alrededor! No tenemos que ir muy lejos para ver cuán real es el mal y cómo se está manifestando en nuestro mundo.
¿Qué puedo hacer para hacer de este mundo un lugar mejor?
Los eruditos bíblicos, grandes teólogos y apologistas, han señalado la blasfemia del Espíritu Santo como un rechazo de la salvación, no solo en palabras, sino más importante, en tener un corazón cerrado para amar a Dios. Al final de esta lectura del Evangelio, Jesucristo no está rechazando a su propia familia, sino que está estableciendo una nueva. Los lazos de nuestra familia terrenal están unidos por la sangre humana, mientras que los lazos de la familia de la Iglesia están unidos por la sangre de Jesucristo. Esta es la familia de todos sus seguidores que no rechazan la salvación, sino que se esfuerzan por abrazarla y vivirla; esta es la familia de su Iglesia hoy.
Nacemos en esta familia a través de las aguas del Bautismo, pero continuamos prosperando en el Cuerpo de Cristo renovando nuestra relación real, personal y única con Jesucristo todos los días a través de la Iglesia. Nuestro simple pero poderoso sí a la voluntad de Dios para nuestras vidas y familias puede marcar la diferencia cuando están unidos al corazón de Jesucristo.
A modo de resumen, lo que trato de decir es:
Jesucristo es acusado por los escribas, pero usa parábolas para acercarse a ellos. Para enseñarles, con respeto, amor y paciencia.
Jesucristo no está con Satanás, pero lo ha derrotado y ha establecido una nueva familia. Esa familia que hoy llamamos Iglesia.
Jesucristo nos ha invitado a ser parte de esta familia de la Iglesia al renovar nuestra relación con Él a diario.
¡Al decir sí a la Voluntad de Dios, podemos cambiar el mundo como verdaderos cristianos!
Pasa tiempo de calidad con Dios, orando de una manera nueva y única; ve a visitar una iglesia cercana y tómate 15-20 minutos para preguntarle a Dios lo siguiente: ¿Qué me estás llamando a hacer?
Desde mi corazón al tuyo,
Angie M.
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