La edad media es considerada una época “oscura” en muchos aspectos, especialmente si se habla de la mujer en la Iglesia, pero esto es un hecho alejado de la realidad.
En 1908 nació en Bermersheim, Alemania, una mujer de familia modesta que desde sus 8 años empiezó a asistir a la Iglesia porque anteriormente no habían instituciones educativas y las clases las tomaban en catedrales o monasterios. Sin embargo, pocos años después, ella sientió la vocación a ser religiosa e inició vida de claustro en Disibodenberg.
Aunque aprendió a leer y escribir por medio de salmos, dedicaba tiempo a redactar revelaciones por medio de visiones que tenía, estas se daban estando en oración o en actividades cotidianas, particularmente fueron especiales porque en su mayoría eran de sentido teológico, es decir, caída del hombre en pecado, de satanás, creación del mundo, Trinidad, entre otros. Su texto más representativo ha sido Scivias.
También compuso la primera pieza de opera existente en el mundo, en total fueron 70 partituras de su autoría, que expertos consideran únicas ya que ella tuvo la gracia de escuchar el canto de los ángeles y se inspiró de ello; se resaltan corona de la Virgen, Vox cósmica hirundo maris y ordo virtutum. Era una mujer muy influyente y polifacética en el corazón de la edad media, aconsejaba a reyes, e incluso existen cartas dirigidas al Emperador Barbarrojas, y predicaba públicamente para obispos, monjas y laicos.
Incluso es reconocida por su aporte a las ciencias y por su conocimiento en plantas medicinales, cómo tratar enfermedades, propiedades de alimentos beneficiosos para la salud y recetas ideales para todo tipo de necesidades en alimentación balanceada.
Hildegarda de Bingen, la mujer extraordinaria de quien hablamos, es Doctora de la Iglesia y un modelo de virtud, santidad y conocimiento que muestra cómo Dios prepara a cada uno conforme a su vocación, dándole todas las habilidades y gracias necesarias que permiten por medio de esa persona contribuir no solo en la salvación de su alma sino de quienes la rodean.
Igualmente, se evidencia que la mujer desde siempre juega un rol importante en la Iglesia y sociedad, en palabras del venerable Fulton Sheen «El hombre educa para el hoy, pero la mujer enseña y forma para el mañana». Hildegarda es un ejemplo de ello, todo lo que enseñó en cuanto a ciencia, alimentación y teología se ha recopilado, conservado y pasado durante muchos años, no solo dentro del catolicismo sino también por historiadores y médicos, por ello, se le considera una de las mujeres más influyentes en todo occidente durante sus años de vida.
Oración de Santa Hildergarda de Bingen para la búsqueda de Dios:
Me vuelvo a ti, Padre mío. No me dejare influir por mi perversa voluntad. Quiero creer en ti, Señor mío, al Uno en Tres personas adoraré y venerare y te enviaré mi confianza. Llevaré tu nombre en el corazón en la eternidad.
Scivias II,8,3-5.
La imagen superior representa a Hildegarda cuando recibía visiones, ella manifestaba que eran como lenguas de fuego sobre su cabeza provenientes del Altísimo, y tenía ayudantes que la apoyaba a redactar todo lo que veía.
Santa Hildegarda de Bingen ruega e intercede por nosotros.
Felicidades Carmen.
Por tu aportación.
Solo quiero añadir, que a la Edad Media se le llamó "La edad del oscurantismo" durante la época del enciclopedismo por los enemigos de la Iglesia Católica "los masones", como desprecio a esa época. Pero la verdad fue la Iglesia de ese tiempo, quien conservó la cultura y la hizo florecer, además, fue en ese tiempo cuando se fundaron las primeras universidades auspiciadas por la Iglesia Católica.
Felicidades por tu publicación.