Hay una larga historia de apariciones de Nuestra Señora a través de los siglos. No obstante, apariciones ocurridas en los siglos XIX y XX tienen una relevancia y actualidad que apela a nuestros tiempos y a quienes ahora vivimos. Sin duda alguna, las 18 veces que en el año de 1858 se hizo presente la Santísima Virgen en Lourdes, Francia, en cariñosos coloquios con Bernadette Soubirous, entrañan un mensaje de amor y cercanía de nuestra Madre, no solamente para la pequeña Bernadette, ni siquiera para los cristianos de esa época, sino que su voz resuena en los corazones de nosotros sus hijos del siglo XXI que conformamos esta Iglesia militante.
"Yo soy la Inmaculada Concepción"
Apenas había sido el 8 de diciembre de 1854 cuando la Iglesia había declarado solemnemente, por medio de la bula Ineffabilis Deus (promulgada por el entonces Papa Pío IX) el dogma de la Inmaculada Concepción, el cual es uno de los 4 dogmas que atañen a la Virgen María. Por lo profundo de su significación y por la evidente lentitud de difusión que en esos días le implicaba a una noticia de esta altura poder conocerse (y comprenderse), fue que sorprendió a los clérigos de esa época el que Bernardita les llevara el mensaje que la Virgen le dio respecto a su persona: "Yo Soy la Inmaculada Concepción".
¿Cómo es que sería posible que esta pequeña pobladora de un caserío al pie de los Pirineos, a su corta edad y aún más limitado conocimiento (no sabía leer y ni siquiera había acudido a la clase de catecismo) tuviera conocimiento previo de la atribución de la Santísima Virgen como concebida sin culpa original? De esta forma, la Virgen no solamente buscó —cariñosa y humildemente— reafirmar la validez del dogma, sino que se resolvió a hacerlo en un tierno encuentro con una sencilla aldeana.
Así, nuestra Madre nos transmite su mensaje de cercanía y preferencia por los puros y humildes de corazón.
Y nos invita, a su imagen, procurar asemejarnos a su condición de inmaculada con un esfuerzo constante y bien intencionado. Y si lo vemos con un poco más de serenidad, nos invita a seguir confiando en las enseñanzas de nuestra Madre la Santa Iglesia y en su cabeza que es el Papa. ¿Cuánto se falta en estos tiempos a la caridad y fidelidad a la Iglesia y a nuestro Santo Padre, cuestionando y retando sus actuares y decires?
El acontecimiento de Lourdes en el marco histórico.
Para dimensionar más las apariciones (y los mensajes) de Lourdes, ayuda entender el entorno del momento de su ocurrencia. En 1848, 10 años antes de las apariciones, Francia se ve envuelta en una terrible Revolución (la Revolución de Febrero) que dio origen a lo que se llamó la Segunda República Francesa. A esta revuelta le precedieron más de 50 años de convulsiones en Francia, que se detonan en la Revolución Francesa ocurrida entre 1789 y 1799 y que dio como resultado el fin de la monarquía absoluta, la aparición de la Primera República Francesa y consecuentemente un periodo de terror y la posterior subida de Napoleón Bonaparte. Todos estos acontecimientos, tuvieron como telón de fondo la tan llevada y traída postulación de ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad que, si bien muestran un rostro humanamente empático, se ha dejado entrever su verdadera intención de desterrar el reino de Dios, para dar cabida a un "humanismo" ateo y antropocéntrico.
Seguramente será objeto de un siguiente artículo el ahondar en las consecuencias de estos eventos, precursores de la masonería moderna, del "new age" actual y del laicismo que aún en estos días nos impacta. Por ahora se puede decir, en resumen, que la "hija predilecta de María", la bella y fiel Francia, se vio embestida por ataques contrarios a la religión, a la fe y a la Iglesia y sus miembros. Invito al lector a buscar un poco sobre los posteriores eventos genocidas de La Vendée en Francia que data de esta época y que buscaron aniquilar a la católica región de La Vendée. Es en este entorno de heridas a la fe y a la susceptibilidad cristiana, incluso de persecución, que la Virgen decide hacerse presente.
La Pedagogía de Nuestra Señora de Lourdes para los tiempos actuales
Los 18 encuentros de la Virgen con Bernardita, llevan implícita una pedagogía de la paciencia, la perseverancia, y por qué no, de la forma en que la Virgen disfruta de encontrarse con cada uno de nosotros. Cada una de las apariciones era ocasión de un diálogo, de un mensaje, y de dejar experimentar a Bernardita la envidiable compañía de la Virgen María. Bernardita le preguntaba y la Virgen le daba respuestas, a veces directas y a veces haciéndola reflexionar. Es mi convicción de que no era solamente Bernardita la que se complacía con los encuentros, sino que la Virgen, Madre amorosa, "esperaba" con ansia hasta llegar al siguiente encuentro con esa alma pura y sencilla de Bernardette.
Y como ha sido la constante en las diversas apariciones de la Santísima Virgen, sobre todo en los últimos 200 años, el puntual llamado a la oración, al rezo del Santo Rosario, a la conversión, a los actos de sacrificio en reparación.
Y en estos eventos, no lo hace la Virgen por medio de letrados e ilustres (que igualmente válido sería) sino su predilección fue en un lugar cotidiano, en una gruta en un pueblo alejado en las montañas, muy distante del glamoroso París, y teniendo como emisaria a una niña hija de casa, humilde en su condición social, pero sobre todo en su disposición de corazón.
Predilección por los que sufren
De manera especial, Nuestra Señora de Lourdes se dirige a sus hijos predilectos, quienes sufren, y en particular por los que lo hacen por alguna enfermedad. La Virgen prodiga un bálsamo de consuelo y cercanía al hacerse presente en Lourdes, pero lo hace además materializado en la aparición de una fuente agua, como el agua viva de la Palabra, la cual es hasta el día de hoy un halo de esperanza para los cientos y miles de visitantes que acuden diariamente al Santuario de Lourdes:
Fuente inagotable que no deja de fluir, de hacerse presente, de ofrecerse para todo aquel que lo quiera y requiera.
Si bien se tienen testimonios de miles de curaciones milagrosas de peregrinos o de sus familiares después de haber visitado a la Virgen en Lourdes, la Iglesia ha establecido un muy riguroso comité de médicos y expertos que validan cada una de esas curaciones. Hasta la fecha, se tienen oficialmente reconocidas alrededor de 70 curaciones milagrosas, sin explicación natural. Y no es que el resto no podamos considerarlas milagrosas, sino que la Iglesia ha querido dejarlas a salvo las perspicacias de quienes "aun viendo, no vemos", y dejar constancia de milagros patentes que son resultado de la acción intercesora de la Virgen para testimonio público. Otros cientos o miles quedan como una tierna caricia que permanece en la intimidad entre quienes la han recibido y su Madre la Virgen.
Así como nos enseña la Virgen la importancia que ella le da a sanar el dolor humano, también quiere que tomemos la lección de ponernos en acción nosotros a nuestra vez para atender las necesidades de quienes nos rodean y llevan su propia cuenta de sufrimientos, a veces físicos y muchas otras espirituales. Al respecto, me viene a la mente ese gran adagio que dice: «si no puedes curar, alivia. Si no puedes aliviar, consuela. Si no puedes consolar, ¡acompaña! Siempre hay algo que podamos hacer por los que sufren.»
Agradezcamos a la Virgen María, por su presencia diaria en nuestras vidas. Si has sido bendecido con poder viajar a Lourdes y vivir la experiencia de la cercanía que Nuestra Madre ha querido manifestarnos en ese recóndito espacio de nuestra Tierra, sabes que es una experiencia de amor única. Pero aún si no has podido realizar la peregrinación a esa tierra bendita, recuerda que María es —al igual que ayer— presencia viva en nuestras vidas el día de hoy y el día de mañana, con un mensaje que repite con maternal insistencia:
conversión, obediencia, rezo del Santo Rosario, sacrificio reparador, compasión por los que sufren. ¡Que este mensaje que dejó nuestra Madre en Lourdes a Santa Bernardita, se haga presente en tu corazón y actuar diario!
Hoy es un buen día para comenzar a rezar el Rosario, si es que no lo haces aún como práctica diaria, y si ya lo haces, te invito a que profundices en cada misterio, en la forma como puedes hacer realidad en tu vida el mensaje de Lourdes de compasión, conversión y diálogo con María.
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