Los santos son los grandes amantes de Jesús: estuvieron en la tierra y ahora están en el cielo amando a Dios por toda la eternidad. He aquí una lista de lo que algunos santos han dicho en un exceso de amor a la Santísima Eucaristía:
“La Sagrada Comunión es el camino más corto y seguro al Cielo” (San Pío X).
“Si los ángeles pudieran estar celosos de los hombres, lo estarían por una razón: la Sagrada Comunión” (San Maximiliano Kolbe).
“En un día la Eucaristía os hará producir más para la gloria de Dios que toda una vida sin ella” (San Pedro Julián Eymard).
“¡Cómo amo las fiestas!… Amaba especialmente las procesiones en honor al Santísimo Sacramento. ¡Qué alegría para mí arrojar flores bajo los pies de Dios!... Nunca fui tan feliz como cuando vi que mis rosas tocaban la sagrada Custodia” (Santa Teresita del Niño Jesús).
“Cuando miras el Crucifijo, entiendes cuánto te amaba Jesús entonces. Cuando miras la Sagrada Hostia comprendes cuánto te ama Jesús ahora” (Santa Madre Teresa de Calcuta).
“De la Eucaristía viene la fuerza para vivir la vida cristiana y el celo para compartir esa vida con los demás” (San Juan Pablo II).
“Este es el pan de vida eterna que sustenta la sustancia de vuestra alma” (San Ambrosio).
“Cuanto más tiempo te alejes de la Comunión, más se debilitará tu alma, y al final te volverás peligrosamente indiferente” (San Juan Bosco).
“La Eucaristía es la consumación de toda la vida espiritual” (Santo Tomás de Aquino).
Ahora sumerjámonos en diez llaves de oro que pueden abrir el tesoro infinito de las joyas, para obtener innumerables gracias y bendiciones del mayor regalo de Jesús al mundo entero: ¡La Santa Misa y la Santa Comunión, su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad!
Fe: Ruega al Señor una mayor fe en el sublime misterio de la Santísima Eucaristía. Digamos con Santo Tomás: “Señor mío y Dios mío”. Recurramos también a la oración del hombre del Evangelio: “¡Señor yo creo pero fortalece mi fe!”.
Visita: Acostúmbrate a visitar el Santísimo Sacramento con la mayor frecuencia posible. “Siempre que veo una iglesia me detengo a hacer una visita para que cuando muera el Señor no diga: '¡Quién es!'”, ojalá cuando muramos Jesús no nos reproche con estas palabras. Los amigos se reúnen para charlar, hablar, y disfrutar de la compañía del otro; nosotros también deberíamos visitar y hablar frecuentemente con Jesús.
Comunión espiritual: Muy recomendada por San Alfonso María de Ligorio y por el Papa Benedicto XVI en su documento “Sacramentum Caritatis” es la práctica frecuente de la Comunión Espiritual. Se puede hacer de una manera sencilla y con la frecuencia que tu corazón desee. Puedes decir la oración simple: “Jesús, creo que estás verdaderamente presente en el Sagrario en tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Ahora no puedo recibirte sacramentalmente, pero ven al menos espiritualmente a mi corazón”. Entonces entra en tu corazón y agradece, alaba y ama al Señor que ha venido espiritualmente a tu alma. Esto puede avivar la llama del amor por nuestro Señor Eucarístico.
Lee san Juan 6: Este pasaje del Evangelio tiene tres partes; Jesús multiplica los panes, camina sobre el agua, y luego da un sublime discurso relacionado con la Eucaristía (en realidad es una profecía eucarística). Mejor conocido como el “discurso del Pan de vida”, Jesús promete darnos el Pan de Vida. También Jesús señala en términos muy claros que nuestra salvación inmortal depende de que comamos su Cuerpo y bebamos su Sangre, lo que obviamente se refiere a la Sagrada Comunión. ¡Lee y medita en este poderoso capítulo!
Quince minutos: Hace años se publicó un pequeño librito con el título “Los quince minutos”. Es una pequeña joya donde Jesús anima al lector a entrar en una conversación sencilla pero profunda con Él. Básicamente, Jesús quiere ser nuestro mejor amigo y nos desafía a abrirle el corazón porque solo Él puede comprender verdaderamente los secretos internos, las heridas y los misterios que llevamos ahí dentro. ¡Lee y ora a través de este folleto si es posible frente al Santísimo Sacramento!
Hora Santa: Adquiere el hábito de hacer una Hora Santa diaria frente al Santísimo Sacramento. Transformará tu vida si perseveras en la práctica. El Gran Siervo de Dios, el Arzobispo Fulton J. Sheen, quien hizo fielmente su Hora Santa durante más de cincuenta años, la llamó La Hora del Poder.
Adorna y embellece las iglesias y la Eucaristía: "La mujer prodigó su costoso nardo a los pies de Jesús; lloró y sus lágrimas se derramaron sobre los pies de Jesús; finalmente secó los pies de Jesús con sus cabellos" (san Lucas 7, 36-50). Fulton Sheen señala que esto es un símbolo de los gestos de amor y atención que debemos manifestar en la forma en que adornamos y embellecemos las Iglesias y tabernáculos donde mora Jesús. Conocido por su espíritu de penitencia, ayuno y sacrificio, el santo Cura de Ars recorría largas distancias y gastaba grandes sumas de dinero para comprar lo mejor para su pequeña iglesia. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que Jesús, Rey de reyes y Señor de señores, habita en el tabernáculo y desciende del cielo en manos del sacerdote en cada Hostia consagrada. “¡Oh, venid, adorémosle!”
Santa Misa y Santa Comunión: Por supuesto, el acto más grande es la celebración del Santo Sacrificio de la Misa. El gesto más grande que cualquier ser humano puede realizar es asistir a la Misa y recibir la Sagrada Comunión con fe, devoción, reverencia y asombro, pero sobre todo con un amor apasionado. Siempre que sea posible, ve a Misa diaria. Llega temprano para prepararte. Ofrece tus propias intenciones privadas. Participa en la Santa Misa plena, activa y conscientemente. Recibe la Santa Comunión como si fuera tu primera Santa Comunión, última Santa Comunión y la única Santa Comunión. ¡Sé sumamente agradecido por tu fe en tan sublime y augusto misterio! ¡No salgas corriendo del templo después de la Misa, como si tus pantalones estuvieran en llamas! Más bien, dedica algún tiempo después de la Santa Misa para dar abundantes gracias a Jesús por tan excelso don. En realidad la palabra “Eucaristía” significa “acción de gracias”. Qué regalo tan majestuoso, y gratis. ¡La única condición es una fe viva y un corazón rebosante de amor por Jesús, el más grande de todos los amantes!
Vive: Recuerda los cuatro fines o propósitos principales del Santo Sacrificio de la Misa.
Adoración. El propósito principal de la Santa Misa es ofrecer adoración a Dios Padre, por la ofrenda de Jesús, la Víctima, y por el poder del Espíritu Santo.
Contrición. Nuestros corazones deben estar contritos, humildes y arrepentidos de nuestros muchos pecados. Es una gran práctica ofrecer nuestra Misa y la Sagrada Comunión en reparación por nuestros pecados, el pecado de nuestras familias así como en reparación por los pecados del mundo entero. “Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”.
Acción de gracias. Todo lo que tenemos en esta vida, con la excepción de nuestros propios pecados, es un regalo puro de Dios. Por lo tanto, debemos estar agradecidos infinitamente. Como nos dice el salmista: “Dad gracias al Señor porque es bueno; su amor es para siempre”.
Súplica. En otras palabras, debemos ofrecer oraciones de ferviente intercesión y petición por las muchas necesidades del mundo: el mundo en general, la Iglesia, la conversión de los pecadores, los enfermos, los moribundos, nuestras propias necesidades familiares y personales, las almas en el purgatorio, y mucho más.
Sé Eucaristía: Así como María recibió a Jesús en la Anunciación e inmediatamente llevó a Jesús a su prima Isabel, así debemos llevar a Jesús a los demás, y a los demás a Jesús. Esto se puede hacer de una manera muy concreta animando a las ovejas perdidas católicas que vagan por el desierto a volver al redil. El segundo grupo religioso más grande alrededor del mundo son los católicos no practicantes.
Encuentra el tiempo, la manera, el esfuerzo y la iniciativa para invitar a algún alma perdida a regresar a la Iglesia. Ojalá podamos hacer una buena confesión y volver a recibir la Sagrada Comunión y al abrazo amoroso de Dios Padre. ¡Todo esto podría suceder si simplemente confías en Dios y tomas la iniciativa de darles la bienvenida! ¡Dios es tan amoroso y Bueno! ¡Comparte las Buenas Nuevas al mundo entero!
Desde mi corazón al tuyo,
Angie M.
Gracias por amar tanto a Jesús sacramentado en la eucaristía