"¿Qué está pasando con el mundo? ¡Esto es algo muy loco! ¿Cuándo volverá todo a la normalidad?"
Más a menudo de lo que me gustaría admitir, mi paz se ve perturbada por el miedo y la preocupación. Y cada vez que me acerco al borde del pánico, una voz suave y apacible me trae de vuelta.
Recuerdo la historia de Ester y la frase que definió su misión: "para un momento como este" (Est 4,14). Sí, esto es casi lo más extraño que nos ha pasado a la mayoría de nosotros. Y sí, hablaremos de esto en los próximos años. Y sí, puede ser más difícil y más oscuro. Pero terminará. Tarde o temprano, las cosas volverán lentamente a la "normalidad". Entonces, lo que quiero preguntarte, testigo apasionado, revolucionario del amor, es cuando miras hacia atrás en esto, ¿cómo quieres recordarlo? ¿Quieres recordarlo como un momento de miedo, ira, decepción y duda? ¿O quieres recordarlo como un momento en que tu fe, confianza, esperanza y amor crecieron? ¿Quieres mirar hacia atrás y ver que, en lugar de ceder ante las tentaciones del maligno, te elevaste sobre sus mezquinas mentiras y difundiste el amor?
Los revolucionarios no son pasivos. Son activos. Los revolucionarios no vieron el cambio y la gloria al hacer actos de bondad sólo cuando las cosas eran fáciles y la vida era cómoda. Los revolucionarios responden a la adversidad con fervor y un plan: una forma de llevar a Cristo a otros incluso en las situaciones más difíciles.
La gente necesita esperanza. Las personas necesitan alegría y risas. Necesitan pequeños actos de amabilidad. Necesitan fe en un Dios que es más grande que cualquier cosa que este mundo pueda arrojarnos. Necesitan una roca sobre la cual colocar sus pies para que no se vuelquen.
Entonces, ¿qué podemos hacer, testigos apasionados? No es que salgamos mucho. Los revolucionarios promulgaron el cambio desde adentro. No siempre iban a otro lugar y provocaban una revolución; vieron una injusticia o dificultad en su propio patio trasero e HICIERON ALGO AL RESPECTO ALLÍ.
Así que, aunque sientas que sentarse en casa no es un lugar donde puedes provocar una revolución, es el lugar donde más se necesita. ¿Ves preocupación en tus padres, hermanos, amigos? Tranquilízalos con la bondad y presencia de Dios. Invítalos a hacer algo contigo (virtualmente, si es necesario) que les traerá alegría y paz. Recen un rosario juntos como familia. Ten una improvisada sesión de alabanza y adoración con algunos amigos. Escribe una publicación de blog. Haz algunos actos de servicio en tu casa. Juega con tus hermanos menores. Níegate a ceder ante el miedo o las quejas. Di palabras de esperanza en las redes sociales. Estos son pequeños actos, pero pueden marcar una gran diferencia, tanto para ti como para quienes te rodean.
Queridos hermanos, esta es una oportunidad que vale la pena aprovechar. Se nos ha dado la oportunidad de mostrar nuestro temple y ser verdadera LUZ en un momento de oscuridad.
"Los que esperan en ti no se sentirán decepcionados".
- Sal 25,3.
Desde mi corazón al tuyo,
Angie M.
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