En el año 1965 se clausuraba uno de los encuentros eclesiásticos más importantes del siglo XX, el Concilio Vaticano II, y en uno de sus constituciones hay un capítulo que le dedica al Antiguo Testamento (DV, 14 - 16). Revisemos punto por punto los numerales a fin de entender la importancia de estos escritos.
Dei Verbum 14: La historia de la salvación consignada en los libros del Antiguo Testamento.
«Dios amantísimo, buscando y preparando solícitamente la salvación de todo el género humano, con singular favor se eligió un pueblo, a quien confió sus promesas. Hecho, pues, el pacto con Abraham y con el pueblo de Israel por medio de Moisés, de tal forma se reveló con palabras y con obras a su pueblo elegido como el único Dios verdadero y vivo, que Israel experimentó cuáles eran los caminos de Dios con los hombres, y, hablando el mismo Dios por los Profetas, los entendió más hondamente y con más claridad de día en día, y los difundió ampliamente entre las gentes. La economía, pues, de la salvación preanunciada, narrada y explicada por los autores sagrados, se conserva como verdadera palabra de Dios en los libros del Antiguo Testamento; por lo cual estos libros inspirados por Dios conservan un valor perenne: “Pues todo cuanto está escrito, para nuestra enseñanza, fue escrito, a fin de que por la paciencia y por la consolación de las Escrituras estemos firmes en la esperanza” (Rom 15, 4)».
Este primer texto nos indica en primer lugar el actuar de Dios en la historia pre-cristiana. Se nos habla de una Economía Salvífica dispuesta por Dios para revelarse a sí mismo a través del tiempo y a medida que el Pueblo Escogido era capaz de entender. Todas estas revelaciones son acogidas, en primer lugar, de manera oral (profetas) y transmitidas de igual modo entre los miembros del pueblo de Dios a fin de dar a conocer la Voluntad Divina entre sus integrantes; reconociendo así que lo expuesto en estos textos, al ser Voluntad Divina, son perennes.
Dei Verbum 15: Importancia del Antiguo Testamento para los cristianos.
«La economía del Antiguo Testamento estaba ordenada, sobre todo, para preparar, anunciar proféticamente y significar con diversas figuras la venida de Cristo redentor universal y la del Reino Mesiánico. Más los libros del Antiguo Testamento manifiestan a todos, el conocimiento de Dios y del hombre, y las formas de obrar de Dios justo y misericordioso con los hombres, según la condición del género humano en los tiempos que precedieron a la salvación establecida por Cristo. Estos libros, aunque contengan también algunas cosas imperfectas y adaptadas a sus tiempos, demuestran, sin embargo, la verdadera pedagogía divina. Por tanto, los cristianos han de recibir devotamente estos libros, que expresan el sentimiento vivo de Dios, y en los que se encierran sublimes doctrinas acerca de Dios y una sabiduría salvadora sobre la vida del hombre, y tesoros admirables de oración, y en los que, por fin, está latente el misterio de nuestra salvación».
Para poder diferenciar la esencia de ambas partes en la estructura de la Biblia (y de la historia) hay que ser cristocéntricos. El Antiguo Testamento inicia desde el libro del Génesis hasta finalizar, 46 libros después, con el de Malaquías y su anuncio de Aquel que se le prometió al Pueblo de Dios.
El contenido de todos estos textos ha ido preparando al Pueblo Escogido para su liberación, que de manera malentendida creían sería una liberación física o social cuando se refería a la espiritual. Todo esto, en el contexto de la Economía Salvífica, nos detalla la pedagogía de Dios y el crecimiento individual y grupal de aquellos sobre quienes había puesto su mirada.
Dei Verbum 16: Unidad de ambos Testamentos.
«Dios, pues, inspirador y autor de ambos Testamentos, dispuso las cosas tan sabiamente que el Nuevo Testamento está latente en el Antiguo y el Antiguo está patente en el Nuevo. Porque, aunque Cristo fundó el Nuevo Testamento en su sangre, no obstante, los libros del Antiguo Testamento recibidos íntegramente en la proclamación evangélica, adquieren y manifiestan su plena significación en el Nuevo Testamento, ilustrándolo y explicándolo al mismo tiempo».
Existe por tanto una unidad entre ambas partes que componen la Biblia: en el Antiguo Testamento se educa al pueblo para la venida del Cristo mientras que en el Nuevo Testamento son las mismas enseñanzas de Cristo hechas públicas junto con sus frutos (cartas apostólicas, etc.).
Ninguno es más importante que el otro, ambos conforman una unidad y uniformidad para complementarse y así ser material de salvación para todos los creyentes y la Iglesia, junto al Espíritu Santo, con su gran sabiduría, las utiliza de manera responsable para poder dar una correcta interpretación de la misma según los signos de los tiempos y aprovechándola para “condimentar” la vivencia eucarística en las celebraciones de los sacramentos.
Fuentes:
· Iglesia Católica. Documentos del Concilio Vaticano II. Constitución Dogmática Dei Verbum. Oficina de Información del Opus Dei en España.
· Biblia de Jerusalen 2009. Biblia de Jerusalén. Desclée De Brouwer. Edición de Kindle.
En el año 1965 se clausuraba uno de los encuentros eclesiásticos más importantes del siglo XX, el Concilio Vaticano II, y en uno de sus constituciones hay un capítulo que le dedica al Antiguo Testamento (DV, 14 - 16). Revisemos punto por punto los numerales a fin de entender la importancia de estos escritos.
Dei Verbum 14: La historia de la salvación consignada en los libros del Antiguo Testamento.
«Dios amantísimo, buscando y preparando solícitamente la salvación de todo el género humano, con singular favor se eligió un pueblo, a quien confió sus promesas. Hecho, pues, el pacto con Abraham y con el pueblo de Israel por medio de Moisés, de tal forma se reveló con palabras y con obras a su pueblo elegido como el único Dios verdadero y vivo, que Israel experimentó cuáles eran los caminos de Dios con los hombres, y, hablando el mismo Dios por los Profetas, los entendió más hondamente y con más claridad de día en día, y los difundió ampliamente entre las gentes. La economía, pues, de la salvación preanunciada, narrada y explicada por los autores sagrados, se conserva como verdadera palabra de Dios en los libros del Antiguo Testamento; por lo cual estos libros inspirados por Dios conservan un valor perenne: “Pues todo cuanto está escrito, para nuestra enseñanza, fue escrito, a fin de que por la paciencia y por la consolación de las Escrituras estemos firmes en la esperanza” (Rom 15, 4)».
Este primer texto nos indica en primer lugar el actuar de Dios en la historia pre-cristiana. Se nos habla de una Economía Salvífica dispuesta por Dios para revelarse a sí mismo a través del tiempo y a medida que el Pueblo Escogido era capaz de entender. Todas estas revelaciones son acogidas, en primer lugar, de manera oral (profetas) y transmitidas de igual modo entre los miembros del pueblo de Dios a fin de dar a conocer la Voluntad Divina entre sus integrantes; reconociendo así que lo expuesto en estos textos, al ser Voluntad Divina, son perennes.
Dei Verbum 15: Importancia del Antiguo Testamento para los cristianos.
«La economía del Antiguo Testamento estaba ordenada, sobre todo, para preparar, anunciar proféticamente y significar con diversas figuras la venida de Cristo redentor universal y la del Reino Mesiánico. Más los libros del Antiguo Testamento manifiestan a todos, el conocimiento de Dios y del hombre, y las formas de obrar de Dios justo y misericordioso con los hombres, según la condición del género humano en los tiempos que precedieron a la salvación establecida por Cristo. Estos libros, aunque contengan también algunas cosas imperfectas y adaptadas a sus tiempos, demuestran, sin embargo, la verdadera pedagogía divina. Por tanto, los cristianos han de recibir devotamente estos libros, que expresan el sentimiento vivo de Dios, y en los que se encierran sublimes doctrinas acerca de Dios y una sabiduría salvadora sobre la vida del hombre, y tesoros admirables de oración, y en los que, por fin, está latente el misterio de nuestra salvación».
Para poder diferenciar la esencia de ambas partes en la estructura de la Biblia (y de la historia) hay que ser cristocéntricos. El Antiguo Testamento inicia desde el libro del Génesis hasta finalizar, 46 libros después, con el de Malaquías y su anuncio de Aquel que se le prometió al Pueblo de Dios.
El contenido de todos estos textos ha ido preparando al Pueblo Escogido para su liberación, que de manera malentendida creían sería una liberación física o social cuando se refería a la espiritual. Todo esto, en el contexto de la Economía Salvífica, nos detalla la pedagogía de Dios y el crecimiento individual y grupal de aquellos sobre quienes había puesto su mirada.
Dei Verbum 16: Unidad de ambos Testamentos.
«Dios, pues, inspirador y autor de ambos Testamentos, dispuso las cosas tan sabiamente que el Nuevo Testamento está latente en el Antiguo y el Antiguo está patente en el Nuevo. Porque, aunque Cristo fundó el Nuevo Testamento en su sangre, no obstante, los libros del Antiguo Testamento recibidos íntegramente en la proclamación evangélica, adquieren y manifiestan su plena significación en el Nuevo Testamento, ilustrándolo y explicándolo al mismo tiempo».
Existe por tanto una unidad entre ambas partes que componen la Biblia: en el Antiguo Testamento se educa al pueblo para la venida del Cristo mientras que en el Nuevo Testamento son las mismas enseñanzas de Cristo hechas públicas junto con sus frutos (cartas apostólicas, etc.).
Ninguno es más importante que el otro, ambos conforman una unidad y uniformidad para complementarse y así ser material de salvación para todos los creyentes y la Iglesia, junto al Espíritu Santo, con su gran sabiduría, las utiliza de manera responsable para poder dar una correcta interpretación de la misma según los signos de los tiempos y aprovechándola para “condimentar” la vivencia eucarística en las celebraciones de los sacramentos.
Fuentes:
· Iglesia Católica. Documentos del Concilio Vaticano II. Constitución Dogmática Dei Verbum. Oficina de Información del Opus Dei en España.
· Biblia de Jerusalen 2009. Biblia de Jerusalén. Desclée De Brouwer. Edición de Kindle.